"El olfato" (1617-18) Museo del Prado, Madrid, de Jan Brueghel (1568-1625) y Rubens (1577-1640)
Durante los meses de Abril, hasta Septiembre del 2022, con motivo de la exposición "La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa" y con la instalación temporal de unos difusores de olor donde podrían apreciarse los aromas de los distintos elementos representados en el cuadro de la imagen; tuvimos el privilegio de asistir a una serie de conferencias magistrales de expertos que nos ofrecieron "una espléndida oportunidad para saber mejor acerca de la fenomenología de los sentidos en el pensamiento de la época de Rubens, para detenernos en debates de ideas en torno a los valores sensitivos e intersensitivos y para explorar no ya las ideas, sino la dimensión antropológica de las percepciones sensibles como condición fundamental de los comportamientos culturales".
Los conferenciantes coincidían en señalar que el olfato ha sido un sentido menospreciado a lo largo de la historia de la civilización, restándole la importancia que tiene.
El olfato nos transporta emocionalmente a evocar recuerdos ligados con la fragancia que percibimos.
Los estímulos que captamos a través de los receptores sensoriales son moléculas químicas, que trasmiten información a nuestro cerebro a través del epitelio olfativo. Estas señales químicas se convierten en eléctricas que el cerebro procesa y da una respuesta al estímulo.
Los demás sentidos pasan por el tálamo, el olfato va directamente a la corteza cerebral (por tanto no tiene filtro previo y es un sentido involuntario), las zonas del cerebro responsables de las emociones, los sentimientos, los instintos y los impulsos.
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